Memorias de un desconcierto
domingo, 26 de enero de 2014
¿ Té o café ?
Discutía con mi amigo Israel sobre la existencia o no del Yeti. El afirmaba que no y yo que sí, obvio este punto ya que sin la discrepancia no existiría la discusión. Llevábamos toda la tarde en casa, poniendo música en el tocadiscos y ocupados en solucionar los problemas del mundo. Habíamos tapizado el suelo con latas de cerveza y de restos de una comida picante que Israel había traído de un chino. La conversación fue decayendo en la medida que la tarde avanzaba y la cerveza se iba acabando, hasta el punto en que me encontraba hurgándome el ombligo y sacando pelusillas del mismo, cuando Israel, dio un golpe en la mesa al acordarse de una película en la que una súper-woman salvaba la humanidad de un terror que pretendía acabar con la vida en la Tierra. Le dije que eso era improbable y que creía más en el Yeti que en los súper héroes y en esa estábamos ahora. Las conversaciones, en ocasiones, toma derroteros extraños, complicadas veredas que nos llevan a posicionamientos de lo más inusuales. Israel afirmaba que un ser de esas características no podía vivir en condiciones tan extremas y yo gesticulaba y hablaba diciéndole que no hay espacio en este planeta donde no se pueda dar algún tipo de vida. Así fue transcurriendo todo, como una cinta de vídeo vieja, encasquillada en unas posiciones que no tenía más objetivo que el hecho de confrontar ideas. En un momento de pausa, Israel dijo de preparar un té. '¿Desde cuando tomas té?,¡¡ un buen café!! y no te andes con moderneces' le espeté. De repente el tema del Yeti quedó zanjado ante este otro problema de mayor calado. ¿Té o café?.
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