Memorias de un desconcierto

Memorias de un desconcierto

martes, 28 de enero de 2014

El aviador loco

Esta es la historia del aviador loco. De aquel que un día dejó de volar y ahora corre montaña arriba para poder ver los valles desde lo más alto sin saber el porqué. No es una historia para hacerte sentir tristeza, él no sabe que esta loco, es feliz, y se pasea con sus bermudas de colores y sus camisas estampadas de océanos por entre las avionetas del pequeño aeródromo sonriendo. En los días de tramontana se coloca las anchas gafas y se pone de cara al viento, extiendo los brazos y los mares de sus camisas le hacen olas, ondulando en el aire. Un día se le desataron y escaparon los demonios que todos tenemos en la cabeza. Lo dejaron postrado sobre la mesa, mirando, y sin entender ya nunca más, el mapa con el plan de vuelo que tenía para esa tarde. Los médicos dijeron que es como si el cerebro le hubiese centrifugado y hubiese desconectado todas las ideas, todos los pensamientos. Puede que se debiese a las muchas acrobacias que hacía cuando volaba. Rizos, toneles, picados. Decía que volar en línea recta no estaba hecho para él y volteaba en el cielo y desde abajo, si lo conseguías enfocar con unos prismáticos, veías como la cara se le desfiguraba por la fuerza del aire y las grandes risas que soltaba. Hoy va a pescar al río. Manolillo, un chiquillo de 10 años, lo acompaña. Se paran en un claro del bosque y Manolillo excava en el suelo buscando lombrices; él mira al cielo buscando el revoloteo de las moscas, se emboba con el zumbido de las abejas, grita de alegría y sorpresa ante el salto alado del saltamontes. Manolillo se enfada por que no le ayuda. Son enfados de niños que dura lo que una brisa en verano. Luego van corriendo, una mano con la caña pescar, la otra extendida, planeando entre los árboles. El carrete frenado en la caña, su cabeza desbocada.

2 comentarios:

  1. Este aviador es una persona más de las que te puedes encontrar en la calle que están locos por seguir su sueño, por hacer realidad su fantasía.
    Este aviador está en cada uno de nosotros pero no lo dejamos salir para que no nos llamen locos

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    Respuestas
    1. Gracias Ladybird por tu comentario. En este mundo yo creo que todos andamos algo locos, o muy locos. Esta historia puede reflejar la necesidad que en ocasiones tenemos de hacer algo y que se nos escapa los motivos.

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