Memorias de un desconcierto
sábado, 15 de febrero de 2014
La carta
No rompas la carta, dices desde el otro extremo del piso. Me miro a las manos y veo el montón de cachos en que se ha convertido la hoja. Tarde, pienso. Pero no puedo quedarme con las manos llenas de este delator incumplimiento. Las alzo al cielo y suelto los cientos de pedazos al paso de ella. Me miras sorprendida. ¡Las has roto!, exclama enfadada. ¡¡No!!, digo. Sólo he aumentado aquello que ponía. Donde había escrito 'amor', ahora encontraras 'a'. 'A' de angustia, de amistad, de amor también. Donde ponía 'm' ahora pondrá 'm' de mar, de montaña, de matrimonio, de marcha, de mentira. Done ponía 'o' ahora podrás leer 'o' de olvido, de orgullo, de odio. Donde ponía 'r' ahora podrás leer 'r' de reencuentro, de revancha, de retorno, de recuerdo... Ahora ya no es sólo una carta que habla de una cosa en concreto, ahora es un libro donde podemos leer todo lo que queramos.
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