Memorias de un desconcierto
jueves, 13 de marzo de 2014
Creí que podría flotar
Creí que podría flotar y me lancé al océano. Basto mar donde tantos naufragaron y yo creí que podría flotar. La primera ola me hundió, pero con enérgicas brazadas saqué primero un brazo, luego el otro y después, en una explosión de alegría, la cabeza. La segunda ola me meció, casi duermo entre sus arrullos, con nanas del viento que rozando el agua, alzaba pequeñas gotas que caían sobre mi cara, como caricias. La tercera ola me elevó hasta casi tocar el cielo y como una vertiginosa montaña rusa, caí desde lo alto de las nubes a lo profundo del mar. La cuarta ola me ignoró, pasó a mi lado sin tocarme. Fue en la quinta donde sucedió. Creí que podría flotar. El mar se encalmó. Un inmenso océano donde sólo se destacaba mi pequeña figura que nadaba hacia ninguna parte. Un mar cansado, aburrido de sus vaivenes, harto de llegar a la playa y volverse. Un mar así, casi como la vida, dando golpes sobre rocas, para convertir en arena el más duro de los granitos, pero una vida sin la paciencia del mar. La quinta ola surgió, me agarró y arrastrándome en un tumulto de agua, me lanzó contra la playa. En restos de un naufragio me convertí.
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Se está convirtiendo en costumbre dejarte para el final. Otra más.
ResponderEliminarTe queda todavía mar por surcar. Cuidado con la marea...Y feliz finde!!!
Hay tanto mar por surcar que se que jamás lo podré hacer. Este es el principio, no de renuncia, sí de aceptación. Disfruta mucho del fin de semana.
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